Nos encontramos en el periodo más frío del invierno y es época de
esquiar, pero la nieve unida a la altitud pueden convertirse en enemigos
de los ojos si no tomamos las medidas acertadas para protegerlos. La
queratitis solar (inflamación de la superficie ocular) es un riesgo que
se combate con unas gafas de sol homologadas que cuenten con filtros de
protección.
La ola de frío intenso proveniente de Siberia de estos últimos días y la
gran cantidad de nieve caída en estas fechas invernales hace prever una
buena temporada para los aficionados a los deportes de invierno.
Resulta altamente saludable hacer deporte en la nieve siempre que
tomemos unas precauciones mínimas, ya que la nieve refleja
aproximadamente un 80% de la luz solar, mientras que la arena lo hace
entre un 10% y un 25%, y el agua un 20%. A este importante efecto
reflectante se suma la altitud, ya que por cada 1.000 metros de ascenso
la proporción de radiación ultravioleta aumenta un 10%. En consecuencia,
cuando vamos a esquiar nuestros ojos están muy expuestos a la radiación
ultravioleta e infrarroja del sol y a sus posibles efectos secundarios,
como la queratitis actínica.
La queratitis se define como una
inflamación de la córnea que puede ser ocasionada por numerosos agentes
físicos y orgánicos, fundamentalmente la exposición a la radiación
ultravioleta en la práctica del esquí o del montañismo, o bien el uso de
lámparas de rayos UVA sin protección. En la queratitis solar, los
síntomas suelen afectar a ambos ojos y no aparecen inmediatamente tras
la exposición a la luz, sino entre las seis y las doce horas después de
la misma. Sus síntomas característicos son dolor, ojo rojo, lagrimeo y
dificultad para abrir los ojos por intolerancia a la luz. De padecer
estos síntomas hay que acudir lo antes posible a un servicio de
urgencias en oftalmología para que se inicie cuanto antes su
tratamiento.
Según Juan Carlos Martínez Moral, presidente del
Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas (CGCOO), “el uso de
unas gafas de protección solar adecuadas es básico para preservar la
salud visual en la nieve. Es importante remarcar que estas gafas
protectoras para la montaña deben ser esencialmente orgánicas, pues las
de polímeros de baja calidad (plástico) pueden incluso dejar pasar la
radiación UV a pesar de parecer muy oscuras. Este tipo de gafas de baja
calidad con el tiempo pueden deformarse y causar aberraciones ópticas,
molestias oculares, dolores de cabeza y queratitis. Las gafas de
protección solar no homologadas son más económicas, se venden en lugares
no especializados y no protegen adecuadamente de la radiación solar,
por lo que son un grave peligro para la salud ocular y visual de los
aficionados a deportes de invierno. En la práctica del esquí por ejemplo
es recomendable el uso de filtros polarizados que minimizan el
deslumbramiento, ya que eliminan los reflejos de ciertos ángulos de
superficies como la nieve “, explicó.
Fuente: archivo cnoo